Hablamos de disco herniado para referirnos a un fragmento del núcleo discal que ha sido empujado fuera del anulus, a través de una rotura en dicho anillo. La actividad física, la edad o algún problema mecánico (muchas veces por influencia genética) pueden causar el abombamiento o la salida de los discos intervertebrales. Cuando esto ocurre el disco puede hacer presión sobre la raíz causando dolor en la parte baja de la espalda y/o en la pierna. Si esta presión se mantiene se puede producir una lesión de la raíz nerviosa que se traduce en alteraciones en la sensibilidad (hormigueos, sensación de acorchamiento) o pérdida de fuerza.
El 90% de las hernias de disco no van a requerir tratamiento quirúrgico, y mejorarán con un tratamiento conservador adecuado que puede consistir en medicación, manipulación espinal, fisioterapia, etc.
Cuando el dolor persiste más allá de 4-6 semanas o cuando hay signos que evidencia una lesión del nervio, tales como pérdida de fuerza o sensibilidad mantenidas, está indicado el tratamiento quirúrgico.
¿Cuál es el tratamiento quirúrgico indicado para una hernia discal lumbar?
En los casos que precisen cirugía, la cirugía de elección es la microdiscectomía. Esta es una técnica quirúrgica que consiste en extirpar el fragmento de disco que está comprimiento la raíz. Se puede realizar mediante una cirugía “abierta” o, en la actualidad con técnicas quirúrgicas más modernas, llamadas mínimamente invasivas, como son los abordajes tubulares microquirúrgicos o endoscópicos.
La microdiscectomía tiene un porcentaje de éxito en el tratamiento de la hernia discal lumbar en torno al 90%.
En los casos en los que la hernia esté causada por o asociada a una inestabilidad vertebral será necesario además realizar una cirugía de estabilización o artrodesis vertebral. Estos sucede sólo en un pequeño porcentaje de los casos.